Le presentaron a Jesús un sordo que hablaba con dificultad y le suplicaban que impusiera las manos sobre él. Lo tomó, lo apartó de la gente y, a solas, metió los dedos en sus oídos y con su saliva le tocó la lengua. Levanto la vista al cielo, suspiró y dijo: “Effeta”, que quiere decir, ábrete. Se abrieron sus oídos y al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente”

TALLER INICIAL Y DE PROFUNDIZACION EN AUTOCUIDADO ESPIRITUAL

BOGOTA 2009